Caballito de Mar patagónico

Caballito de Mar patagónico

Hippocampus patagonicus Caballito de Mar patagónico

Hallado en las aguas tranquilas de la Bahía de San Antonio, en la provincia de Río Negro, este pez de forma y comportamiento peculiar, vive en un ambiente colorido y de gran biodiversidad.

Por Susana Gallardo (*)

Hippocampus patagonicus, una especie de caballito de mar, hasta hace poco tiempo desconocida, fue hallado en las costas de la provincia de Río Negro.

Se trata de la especie más austral encontrada hasta ahora en el océano Atlántico, según indican la doctora Gabriela Piacentino y el biólogo Diego Luzzatto, en la Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales «Bernardino Rivadavia». El hecho tuvo lugar en la Bahía de San Antonio, a unos veinte kilómetros al norte de los populares balnearios de Las Grutas. Es una entrada de mar muy protegida, sin oleaje y con un régimen de mareas que promedian los siete metros.

La profundidad máxima de la bahía no supera los treinta metros. En su interior, está rodeada por médanos, salinas y cangrejales, sin caminos de acceso para vehículos. Sólo es accesible por tierra desde los dos extremos que la conforman: la ciudad de San Antonio Oeste y el puerto de aguas profundas San Antonio Este.

Los pequeños hipocampos, de forma tan característica, se ven a simple vista desde la orilla. «Se los encuentra a sólo quince centímetros de profundidad. Y tienen colores muy llamativos: algunos son amarillos, con bandas rojas en la aleta dorsal; otros son grises con bandas negras, y poseen puntos iridiscentes de gran brillo», describe Luzzatto, que trabaja en el Laboratorio de Ecología Marina, de esta Facultad.

En contraste con la monotonía de la estepa patagónica, las aguas de la bahía presentan un ambiente colorido y con una alta biodiversidad. Allí, según comenta el investigador, conviven esponjas amarillas, rojas, violeta y naranja, pulpos, cangrejos araña, muchas especies de pequeños caracoles, algas rojas y verdes, y cardúmenes de pequeños peces.

Un pez de aguas cálidas

Descripto por primera vez por Plinio el Viejo, a mediados del siglo primero de nuestra era, el caballito de mar ha sido encontrado, en general, en aguas tranquilas y cálidas, en los mares templados y tropicales de todo el mundo. Siempre cerca de las costas, entre praderas de algas.

Es un pez que nada con la cabeza erguida y se impulsa con su aleta dorsal. Las pequeñas aletas pectorales lo ayudan a deslizarse de costado. Es un nadador muy lento, y algunos expertos calculan que tardaría dos días y medio en recorrer un kilómetro. A diferencia de la mayoría de los peces, está desprovisto de aleta caudal, y la porción posterior del cuerpo forma una cola prensil que le permite fijarse sobre algas y plantas. También la puede enrollar hacia el vientre.

Tienen un esqueleto cutáneo formado por anillos anulares óseos, llamado también armadura de placas o escudos, que dan rigidez al tronco.

El rasgo peculiar de estos peces es su forma de reproducción. «Tienen un cortejo muy largo, que, según investigaciones en cautiverio, dura dos días y medio. Es una danza nupcial en la que el macho y la hembra parecen hacer una coreografía y entrelazan sus colas, entre otros comportamientos registrados», explica Luzzatto. Lo interesante es que el macho es quien incuba los huevos, que le son transferidos por la hembra. «Pero, según lo observado en la naturaleza, la hembra se quedaría acompañando al macho durante el tiempo de gestación, que, para otras especies, dura alrededor de dos semanas y media», agrega el investigador.

Los machos «dan a luz»

El macho incuba los huevos en una bolsa ventral, que está recubierta de un tejido suave y se encuentra dispuesta en compartimentos, para mantener cada huevo separado de los demás. En el momento del nacimiento, los huevos eclosionan dentro de la bolsa, por lo cual el pequeño animal da la impresión de sufrir un parto, que, según relata Luzzatto, es muy complejo y dura alrededor de tres horas. «El macho jadea, y parece que tuviera contracciones», explica. En cada «parto» nacen entre 250 y 600 crías.

Los caballitos de mar se encuentran entre las especies que están en mayor peligro de extinción debido, entre otras causas, a que son empleados, en particular por la medicina china, como afrodisíaco. Asimismo, por sus colores vivos y su aspecto típico, se vende como animal ornamental para acuarios. También se comercian, secos, como souvenir.

Luzzatto señala que CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), cuyo fin es velar para que el comercio internacional de animales y plantas no amenace su supervivencia, incluye entre las especies en riesgo a todo el género de los caballitos de mar (Hippocampus spp.). Esto significa que, para poder comerciarlos, debe existir un marco regulatorio basado en estudios científicos acerca de la sustentabilidad del recurso.

«Aún queda mucho por investigar sobre esta especie tan particular y sobre su hábitat», subraya el investigador. Y agrega que, en especial, la zona donde fue hallada ha sufrido un gran crecimiento urbano, en parte debido al turismo y, también, al desarrollo industrial. De hecho, existen algunos proyectos industriales que podrían tener impacto sobre ese ecosistema y poner en peligro a este pequeño y colorido animal.

(*) Centro de Divulgación Científica – FCEyN.

Conservación del caballito de mar: presentan una manera no invasiva de medirlos e identificarlos en su hábitat natural

(Agencia CyTA-Leloir).- Existen en el mundo unas 50 especies de caballitos de mar y gran parte de ellas están incluidas en la Lista Roja de Especies Amenazadas elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Para preservar la vida de estos peces tan singulares es necesario conocer sus poblaciones, comportamientos y desplazamientos y para eso se los debe identificar individualmente por medio de un método que resulta invasivo porque requiere que se les inyecte un colorante para “marcarlos” y poder reconocerlos en el tiempo. Pero, ahora, dos investigadores argentinos presentaron en la revista Scientific Reports un enfoque novedoso no invasivo y altamente eficiente para estudiar a los caballitos de mar en su hábitat natural.

“Confirmamos que el patrón de manchas de la cabeza de los caballitos de mar es característica de cada animal y sirve para identificarlos, igual que la huella digital para nosotros. Así, por medio de macrofotografías vimos que se puede lograr lo mismo que con el colorante, en el mar y con menos tiempo de manipulación de los ejemplares”, aseguró a la Agencia CyTA-Leloir el doctor en Biología Diego Luzzatto, investigador del grupo de Ictiología y Acuicultura Experimental del Instituto Andino Patagónico de Tecnologías Biológicas y Geoambientales (IPATEC), que depende de la Universidad Nacional del Comahue y el CONICET y tiene sede en Bariloche.

Autor del artículo junto a su colega Víctor Cussac, también investigador del CONICET en el IPATEC, Luzzatto es un verdadero pionero en el estudio de los caballitos de mar en el país; de hecho, fue quien hace casi dos décadas describió por primera vez al caballito de mar patagónico o Hippocampus patagonicus, la única especie presente en la Argentina. Y resolvió de una manera creativa el desafío de medir en su medio natural a estos peces de la familia de los signátidos, que comprende también a los peces aguja y los dragones de mar.

“Es algo muy difícil porque son animales super flexibles y su morfología no ayuda. Como tienen la cabeza a 90° del eje del cuerpo, lo que les da forma de L, no se puede aplicar la medida del largo estándar que es en un solo plano. Si el animal está vivo lo tenés que colocar sobre una regla y tomar medidas complementarias, pero se enrosca y es muy frustrante”.

Así fue que, buscando alternativas más amigables, un día tomó la tabla de un clásico anotador con gancho y lo reemplazó por dos elásticos de costurera dispuestos de manera horizontal y una regla vertical. Y vio que al colocar un ejemplar debajo del elástico, éste se estiraba completamente y se quedaba quieto.

En cuestión de segundos, entonces, ahora se puede realizar la medición y liberar a los caballitos de mar. Con eso datos, más las fotografías y un software especial ya comenzaron a sistematizar la información.

Protección y conservación

La población de caballito de mar patagónico es la más austral de la especie y está presente desde el sur de Brasil hasta el norte de la Patagonia. En la Argentina, se lo encuentra en Mar del Plata (ciudad que lo declaró “Monumento Natural”), en Monte Hermoso y en la Bahía de San Antonio, provincia de Río Negro.

“Nuestro caballito de mar patagónico se parece a otras especies que habitan fondos blandos y pastos marinos y son diferentes a las de los arrecifes de coral o gorgonias. Hay más espinosos, más flaquitos, más gordos”, describió Luzzatto, quien en 2007 se mudó a Las Grutas, muy cerca de la Bahía de San Antonio, el mejor escenario para estudiarlos. Y agregó: “Figura como ‘vulnerable’ en la lista roja de la UICN porque enfrenta varias amenazas. Es buscado para el mercado de las medicinas tradicionales y el de los suvenires playeros, y además es víctima de pesca incidental entre quienes buscan camarones, langostinos o pulpos. También está sufriendo enormemente la degradación de su hábitat”.

Los caballitos de mar nadan erguidos en el agua y utilizan su cola prensil para anclarse a las praderas marinas, los corales y otras superficies. Cuando necesitan desplazarse se sueltan hasta que vuelven a fijarse en otro lado. Se alimentan, sobre todo, de pequeños crustáceos. Una de sus características más llamativas es que el cortejo dura varios días, en los cuales el macho y la hembra nadan entrelazando sus colas. Finalmente, ella libera los óvulos y el macho los introduce en una bolsa que posee en su vientre, donde los fertiliza. Luego de tres semanas de gestación, nacen cientos de crías: parecen plumitas que se desprenden del cuerpo del adulto.

Para el estudio recientemente publicado, Luzzatto y Cussac fotografiaron un total de 976 ejemplares de Hippocampus patagonicus y no sólo confirmaron que los patrones de puntos blancos que decoran sus cabezas funcionan como auténticas huellas dactilares individuales, sino que además demostraron que las fotografías submarinas son tan o más eficaces que las etiquetas invasivas para identificarlos. Un verdadero hito para la investigación y preservación de esta especie amenazada.

Fuente: https://www.agenciacyta.org.ar/2023/11/conservacion-del-caballito-de-mar-presentan-una-manera-no-invasiva-de-medirlos-e-identificarlos-en-su-habitat-natural

Asociación ALIHUEN

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